Desde la ciudad de Plasencia llegamos a Navaconcejo, “Valle arriba”, en unos 20 minutos. Es el primer pueblo que encontramos (a unos 30 Km.) si seguimos, sin desviarnos, la carretera N-110. Por cierto, este tramo se ha reparado recientemente y su transito se hace muy agradable. Debemos tener cuidado que la contemplación de un paisaje cada vez más montañoso no distraiga la atención del conductor. A veces, es preferible realizar una breve parada para estirar las piernas y respirar un poco de aire fresco.
Aunque es el primero que nos encontramos, se sitúa prácticamente en el centro del Valle del Jerte. Parece ser que antiguamente, más o menos por el siglo XIV, recorriendo esta misma ruta, pero, eso si, seguramente en otro medio de transporte, nos hubiéramos topado previamente y por este orden con tres poblaciones hoy desaparecidas: Asperilla, Ojalvo y Peñahorcada. Cuentan que esta última, aproximadamente por el siglo XV, fue arrasada por una gran crecida del río Jerte y sus habitantes fueron acogidos en Navaconcejo pasando a formar parte del municipio. Los primeros datos que se tienen de esta población se remontan al siglo XIII, empezó siendo un conejo medieval: Navas del concejo.
Al entrar en la población lo primero que llama la atención es su disposición. Es un municipio alargado, situado en el margen izquierdo del río Jerte siguiendo sus dos calles principales, en una disposición típica de pueblo-calle. De las dos, la calle más importante es la propia carretera, que cruza Navaconcejo prácticamente en línea recta y cuyos edificios, construidos o reformados en los últimos 30 años, ofrecen una imagen de modernidad. En esta calle, al poco de entrar en la población, podremos acercarnos a la “Cooperativa del campo” (unas grandes naves situadas a nuestra mano derecha, viniendo de Plasencia), donde podremos comprar, si es la época de recolección, cerezas recién cogidas del árbol. Están realmente buenas.
Paralela a la carretera nos encontramos la segunda calle principal, la antigua calle “José Antonio”, también llamada popularmente la “calle larga”. Será aquí donde aún podremos contemplar numerosos ejemplos de la arquitectura característica de la zona: Voladizos, grandes aleros y las amplias balconadas y solanas de madera. Merece la pena darse un tranquilo paseo, aunque encontraremos algunos restos en no muy buen estado de conservación. Será al comienzo de esta calle donde encontremos la mayor de las dos ermitas barrocas con que cuenta la población, La ermita del Cristo del Valle, obra de considerable tamaño, realizada en mampostería con refuerzos de cantería y desde donde en semana santa parten las procesiones. También en esta calle encontraremos la antigua casa de la inquisición. Aproximadamente en el medio de la “calle larga” una estrecha calle en forma de túnel nos lleva hasta la plaza del pueblo, donde en las fiestas de verano se reúne la población en las típicas verbenas. Y en la plaza, como en la mayoría de estas poblaciones, se levanta majestuosa la iglesia. La iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es el monumento más destacado de este municipio. Es una obra de mampostería en los muros y cantería en esquinas y soportes construida a partir de mediados del siglo XVI. Dispone de una sola nave de tres tramos compuesta por arcos de medio punto. Sobre la sacristía, situada en su lado meridional, se eleva la torre. Disfrutaremos observando tanto en el retablo mayor, realizado a mediados del siglo XVIII, como en el resto de tallas barrocas repartidas por todo el templo.
Muy cerca de la iglesia encontramos un destacado edificio llamado popularmente “La Fábrica”. Fue construido en 1625 y donado a los frailes franciscanos, por la familia Cadena, con el fin de instalar unos telares para la fabricación de sayales (sayal: viene de sayo y podría traducirse como prenda de lana no muy fina). A lo largo de su historia, Navaconcejo ha sufrido multitud de usos. Recientemente ha sido reformada y en la actualidad se utiliza como casa de cultura de la población. Podemos entrar en “La fábrica” por la fachada principal situada en la calle de la Fábrica, pero si lo que deseamos es ver su fachada posterior debemos dar una pequeña vuelta y llegar al edificio por una estrecha calle llamada Consultorios.
Otra edificación muy bonita, pero en este caso situada en una finca privada, se encuentra a unos cuatro kilómetros antes de llegar a Navaconcejo. Se trata de “La casería”, que fue, en su día, el antiguo convento franciscano de Santa Cruz de Tabladilla. En la actualidad sirve de casa rural y está muy transformado, ya que, en tiempos, se edificó sobre él un cortijo reutilizando gran parte de sus materiales. (Comentan que hay un túnel secreto que une “La Casería” con “La fábrica”).
Antes de finalizar nuestra visita os aconsejo que deis un corto paseo hasta la segunda ermita, la ermita de San Jorge. Justo a la entrada del pueblo encontramos un carril bastante empinado que nos llevará, tras un recorrido de unos 150 metros, hasta este pequeño edificio. Ya veis que no es mucho recorrido, pero estoy seguro que los menos acostumbrados a caminar, a un paso no muy lento, pueden llegar con “la lengua fuera”.
Desde la ermita, cuyo retablo data del siglo XVII, podemos contemplar una bella panorámica tanto de la población como del Valle del Jerte, así como de unas monstruosas naves industriales que han construido detrás de ella, y que seguramente tengan como finalidad principal romper el encanto del lugar. |